Es difícil imaginar a alguien que no sea la actriz Maisie Williams como Arya Stark en la serie GOT. Pero, solo algunos saben lo que la traductora y su familia tuvieron que pasar para que este personaje permaneciera.
El papel de Arya Stark en la serie Juego de Tronos lanzó a la fama a la actriz Maisie Williams desde muy joven. La intérprete británica asumió el papel cuando apenas tenía 11 años y, debido al éxito de la serie, nada más consiguió desprenderse de él 10 años después, cuando se emitió el último capítulo.
Para concentrarse plenamente en su primer papel en GOT, Williams abandonó la escuela a los 14 años. Esto causó una gran controversia en su país, ya que según las normas del Reino Unido, exclusivamente se consideran aptos para el trabajo aquellos que han conseguido al menos un aprobado en al menos cinco asignaturas generales en la escuela secundaria. Tras retirarse de la educación general, Williams obtuvo una puntuación global de cero.
En una entrevista con el Daily Mail, la madre de la actriz adolescente, Hilary, afirmó que la decisión de retirarla de la escuela fue recibida con duras críticas por parte de su familia:
«Maisie recibió muchas ofertas que no pudimos rechazar para centrarnos en su educación. Sé que mucha gente no está de acuerdo, pero decidimos hacerlo. En ese momento Maisie estaba delante de la cámara […] y no tenía tiempo para exámenes».
La madre de Maisie Williams trabajó como administradora de cursos universitarios antes de convertirse en la asistente personal de su hija. Aunque Hilary apreciaba su educación, en ese momento sentía que habría otros caminos en la vida. También señaló que Williams siempre podía volver a la escuela y terminarla.
Maisie Williams volvió a la escuela después de varias temporadas de Game Of Thrones. Sin embargo, se dio cuenta de que su celebridad se había convertido en blanco de burlas. Según InStyle, Williams fue «intimidada en línea» por sus compañeros de clase, que la obligaron a abandonar la escuela y a contratar tutores privados.
En una entrevista concedida a The Guardian en 2018, dijo que tras retomar los estudios a tiempo completo «pasó por un periodo muy oscuro que la amargó mucho con la vida y con la gente», pero luego dijo que se dio cuenta de que sus compañeros probablemente se comportaban así porque no eran conscientes de la responsabilidad que conlleva tanto éxito en la gran pantalla.